Sagrada Familia, Elisabetta Sirani. Imagen de internet, Noruega 2025
Dimensiones: 1978 x 1632 píxeles
“Sagrada Familia con Santa Isabel y San Juan niño”, grabado sobre papel, obra de 1665 de la pintora barroca italiana Elisabetta Sirani (Bolonia, 1638 – 1665), discípula de Guido Reni. Pintora muy prolífica pese a su prematura muerte, quizá debido a tener que subvenir las dificultades económicas familiares.
Se conserva en la Galería Nacional de Oslo, museo en el que se pueden ver numerosas obras en las que está representado el tema de la lactancia.
La Sagrada Familia es un tema muy representado y difundido en el arte pictórico europeo cristiano a partir del siglo XVI, tras el concilio de Trento (1545 – 1563) contra la Reforma luterana, que tiende a difundir los valores que la iglesia católica pretende implantar sobre la familia cristiana como unidad indisoluble, núcleo del cuerpo social, vertebradora de la Iglesia y del Estado, y asignando a cada miembro un papel predominante (cuidadora y sumisa la madre, proveedor y rector el padre, obediente y piadoso el hijo). La representación mínima consiste en María, Jesús y José en situaciones cotidianas, familia nuclear a la que se añade en ocasiones, la madre de María, Santa Ana, su padre, San Joaquín, San Juanito (Juan el Bautista, primo de Jesús) y su madre, Santa Isabel, ángeles y otros santos o personajes y hasta Dios Padre o el Espíritu Santo). El tema puede aparecer de modo aislado o imbricado en el tema de la huida a Egipto.
“Sagrada Familia con Santa Isabel y San Juan niño”, grabado sobre papel, obra de 1665 de la pintora barroca italiana Elisabetta Sirani (Bolonia, 1638 – 1665), discípula de Guido Reni. Pintora muy prolífica pese a su prematura muerte, quizá debido a tener que subvenir las dificultades económicas familiares.
Se conserva en la Galería Nacional de Oslo, museo en el que se pueden ver numerosas obras en las que está representado el tema de la lactancia.
La Sagrada Familia es un tema muy representado y difundido en el arte pictórico europeo cristiano a partir del siglo XVI, tras el concilio de Trento (1545 – 1563) contra la Reforma luterana, que tiende a difundir los valores que la iglesia católica pretende implantar sobre la familia cristiana como unidad indisoluble, núcleo del cuerpo social, vertebradora de la Iglesia y del Estado, y asignando a cada miembro un papel predominante (cuidadora y sumisa la madre, proveedor y rector el padre, obediente y piadoso el hijo). La representación mínima consiste en María, Jesús y José en situaciones cotidianas, familia nuclear a la que se añade en ocasiones, la madre de María, Santa Ana, su padre, San Joaquín, San Juanito (Juan el Bautista, primo de Jesús) y su madre, Santa Isabel, ángeles y otros santos o personajes y hasta Dios Padre o el Espíritu Santo). El tema puede aparecer de modo aislado o imbricado en el tema de la huida a Egipto.