Muerte y lactancia. Difunta Correa San Juan Estampa-2 Argentina 2000
Estampa. Madre lactante. Lactancia despues de la muerte. Difunta Correa, difuntita. San Juan, Sanjuan.
Abmessungen: 59 x 97 mm
Hacia 1840, en Caucete, provincia de Sanjuán, en el noroeste argentino, vivía María Antonia Deolinda Correa, joven mujer felizmente casada y con un hijo de pocos meses al que amamantaba. Su marido, pese a estar enfermo, fue reclutado a la fuerza por tropas montoneras de la guerra civil. Angustiada de no tener noticias de él, Deolinda partió con su hijo a buscarlo hacia La Rioja por el desierto de San Juan. En el cerro de Vallecito se le acabaron el agua y las fuerzas, y falleció. Unos días después unos arrieros la descubrieron muerta, mientras que su niño había sobrevivido mamando del pecho de la madre muerta.
Pese a que no hay ninguna prueba documental de estos hechos relativamente recientes, se ha erigido un santuario en honor a la “Difunta Correa” o “Difuntita Correa” con múltiples capillas en el cerro de Vallecito, siendo millares de peregrinos los que lo visitan para dejar exvotos y pedir favores, entre ellos, las madres y embarazadas, el de tener buena leche. Su culto, no reconocido por la Iglesia Católica, se ha extendido por Argentina y Uruguay. Muchos camioneros dejan botellas de agua en los caminos para que a nadie le vuelva a pasar lo que a Deolinda.
Regalo traido directamente desde Argentina por la familia adoptiva de la niña Natalia.
Hacia 1840, en Caucete, provincia de Sanjuán, en el noroeste argentino, vivía María Antonia Deolinda Correa, joven mujer felizmente casada y con un hijo de pocos meses al que amamantaba. Su marido, pese a estar enfermo, fue reclutado a la fuerza por tropas montoneras de la guerra civil. Angustiada de no tener noticias de él, Deolinda partió con su hijo a buscarlo hacia La Rioja por el desierto de San Juan. En el cerro de Vallecito se le acabaron el agua y las fuerzas, y falleció. Unos días después unos arrieros la descubrieron muerta, mientras que su niño había sobrevivido mamando del pecho de la madre muerta.
Pese a que no hay ninguna prueba documental de estos hechos relativamente recientes, se ha erigido un santuario en honor a la “Difunta Correa” o “Difuntita Correa” con múltiples capillas en el cerro de Vallecito, siendo millares de peregrinos los que lo visitan para dejar exvotos y pedir favores, entre ellos, las madres y embarazadas, el de tener buena leche. Su culto, no reconocido por la Iglesia Católica, se ha extendido por Argentina y Uruguay. Muchos camioneros dejan botellas de agua en los caminos para que a nadie le vuelva a pasar lo que a Deolinda.
Regalo traido directamente desde Argentina por la familia adoptiva de la niña Natalia.